sábado, 28 de marzo de 2015

Reseña de cine: La Mujer de Negro 2




El cine de terror está en crisis. Sus fans hemos sido expuestos a horrores jamás antes vistos y al gore más explícito, tanto así que se dice que ya nada nos asusta.

Y parece que es cierto.

Para alguien que ha visto toda la serie de películas de SAW o si ha sido expuesto al "torture porn" al mejor estilo de HOSTAL, ya no hay nada nuevo bajo el sol.

Ni tampoco en la oscuridad del cine.

Es por eso que creo que al momento en que reina el aburrimiento en este vapuleado género cinematográfico, lo mejor es volver a lo básico.

Y no hay nada más básico que el hacer una película en una mansión encantada.

En teoría no debería fallar.

Lo digo porque muchos piensan que es sencillo, pero está harto demostrado que hasta para asustar hay que estudiar. Hay que tener pasión y sobre todo un delicado sentido del suspenso, para saberlo transmitir de manera que el público esté en vilo durante toda la película, no solo por lo que ve sino, principalmente, por lo que no.

De eso se trata La Mujer de Negro 2: El Ángel de la Muerte, la continuación de su exitosa predecesora, en la cual el peso de la misma lo cargó el renombrado actor - conocido por su papel de Harry Potter para muchos - David Radcliffe.

Lo bueno: la ambientación, la actuación de Phoebe Fox, quién logra transmitir - en su papel de Eve - el dolor, angustia e impotencia de una valiente pero atormentada mujer, ante el peligro latente que hay sobre los niños que están a su cuidado.

Lo malo: la dirección de Tom Harper es más que eficiente sin llegar a destacar, ya que recurrió a algo que en lo personal, detesto: los sustos gratuitos.

Con esto me refiero a esas partes de las películas dónde en medio de una música o sonido ensordecedor, aparece algo diseñado explícitamente para asustarnos por lo súbito de su aparición.

Y si se recurre a dicho recurso demasiadas veces, terminarás incomodando al espectador y le darás a entender que no tenías otros medios para asustar.

La Mujer de Negro” es una historia que se presta para crear suspenso y terror de forma elegante y gradual, creando esa angustia que se logra al ser manipulados inconscientemente.

Lo anterior se logró eficientemente en la película anterior, pero en esta continuación, no.

¿Recomendaría esta película? Por supuesto que sí, ya que sus carencias y fallas palidecen ante esa atmósfera opresiva que se muestra en la cinta de manera magistral.

Además, una casa encantada llena de niños y de fantasmas es irresistible, en medio de tanta mediocridad y “más de lo mismo” en el actual cine de terror.

Y solo eso hace que valga la pena verla.