lunes, 12 de enero de 2015

Alcohol o no alcohol: he allí el dilema en Doctor Sueño de Stephen King

Tengo que confesarlo: soy fanático de la obra de Stephen King desde sus inicios.

Navegando en sus páginas he disfrutado de los mejores momentos literarios de mi juventud, y siempre recuerdo con cariño su mejor obra, en mi concepto: "IT".

Sin embargo, los años no perdonan a nadie y luego del aparatoso accidente que sufrió, y dónde casi pierde la vida, siento que su obra empezó a decaer hasta los niveles actuales.

Y lo digo con todo el respeto del mundo hacia uno de mis escritores favoritos y hacia sus más fanáticos seguidores, que en este momento querrán que me entierren en el "Cementerio de Animales" para pagar la blasfemia que he dicho arriba.

Sin embargo, a las pruebas me remito: acabo de leer "Doctor Sueño" y tengo que confesar que me obligué a mi mismo a terminarlo, ya que su inicio es insufrible.

Lo que más me indigestas es que se venda como la continuación de "El Resplandor", una obra cimera, llena de simbolismos y de horror, del de verdad.

Cuenta la leyenda que esa joya de la literatura de terror fue escrito en medio de los vapores alcohólicos de un Stephen King entregado a la bebida y a la droga, lo cual confirma que a veces esa combinación tóxica produce las más sublimes de las obras.

Y de ello dan fe infinidad de escritores, músicos, cantantes, etc.

Con ello no quiero decir que ahora el Stephen King sobrio que todos conocemos no me caiga bien: al contrario.

Él ahora es más feliz y disfruta de la vida. Pero para su obra, el ya no deambular por el sendero del horror alcohólico le ha quitado pulso, narrativa y veracidad.

Y eso es lógico: mal puedes describir el horror si ya no deambulas por el lado oscuro.

Volviendo al "Doctor Sueño", con un villano tan ridículo y caricaturesco como "El Nudo Verdadero", lo que mueve es a risa, invalidando todo el resto de la estructura del libro, la cual colapsa bajo el peso de un horror que nunca fue.

El horror fue mio al leerlo.

Ahora, no descarto que de repente el que haya cambiado sea yo y que los años hayan cambiado mi gusto literario.

Voy a dejar esa puerta abierta, solo en honor a Stephen King.

Solo porque es él.


Autor: Yohel Amat