martes, 23 de julio de 2013

Las olas que levanta un bebé real




Por Yohel Amat

Con motivo del nacimiento del nuevo miembro de la Familia Real en Gran Bretaña se ha levantado una gran cantidad de voces a favor y en contra.

Algunos, ven en la Realeza poco menos que la encarnación de la maldad. Ven en ellos a seres rapaces que son la causa de muchos de la hambruna y de la explotación a la que se ven sometidos muchos países en África y similares.

Por otra parte, están aquellos que ven en la Monarquía poco menos que la encarnación de deidades hermosas y prósperas, las cuales hay que venerar cómo si se trataran de semi dioses modernos.

Siempre he predicado el que los extremos son indeseables y que siempre hay que buscar el punto medio en todo. Y éste tema no es una excepción.

Veo en la Realeza a un símbolo que representa a muchos países, en los cuales la mayoría de sus habitantes apoyan y aman. De otra forma hace rato hubieran tenido su toma de la Bastilla.

Los países necesitamos de símbolos que nos hagan sentir orgullo patrio y si algunos han escogido que ello sea una Corona, bienvenido sea.

Ahora, ¿son sólo los países con monarquía los únicos que han explotado y siguen explotando la ignorancia y la pobreza de algunos pueblos para arrancarles sus recursos?
Estoy seguro que no.

GeneralIzamos porque tenemos siglos de odio acumulado por causa de lo mal que nos siguen tratando las Naciones poderosas.

Y ello lo señalamos con ira como si nosotros sólo fuésemos víctimas. Y nosotros también explotamos y arrasamos.

¿No me creen?

En la mayoría de nuestros países hay indígenas, hay campesinos, hay marginados que viven tanto en el campo como en los guetos.

Esos parias son objeto de burla, se saquean sus comarcas en el nombre del "bien común" para explotar sus recursos, vender sus tierras y para arrinconarlos cada vez más adentro de manera que no los podamos ver y así no tengamos que sentirnos culpables.

No nos importa que esos "maleantes" y "chacalitas" en los barrios de zona roja sean arrojados de sus viviendas para jugar a los bienes raíces y seguir haciendo más dinero, en lugar de luchar por medio de la educación y de más oportunidades a que ellos aprendan por sí mismos a salir de la pobreza.

Por último, no reparamos que en casa tenemos a una realeza no coronada, en la forma de empresarios inescrupulosos y de políticos aún más sucios, los cuales actúan al margen de la Ley, la justicia y de la moral.

Eso no lo puede hacer ningún miembro de muchas de las Monarquías que tanto odian algunas personas.

¿Por qué no enfocarnos en la pobreza, el hambre, el dolor, el abuso y la explotación en nuestros propios países y dejamos en paz a las de otras Naciones.

El que esté libre de explotar a otros que tire la primera piedra.

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